Portugalete, la villa del puente colgante (2ºparte)

Después de cruzar el puente, cruzamos una especie de mini-parque que nos llevó hasta una pequeña playa y un buen paseo marítimo. Llegando a la altura de la foto ya habíamos recorrido un buen trozo y decidimos girar para entrar al interior de la ciudad pero como veis al fondo todavía quedaban muchas cosas por ver. Nos gustó mucho las plazas y el revoltijo de calles que encontramos pero supongo que el defecto que empezamos a notar sobre todo a partir de las dos de la tarde fue la escasez de restaurantes y supers... Había pocos sitios donde comer y los que había eran un tanto prohibitivos para nuestro presupuesto de viajeras conformistas. Al final encontramos una especie de burguer donde en mi vida vi una hamburguesa tan grande como aquella. No le saqué una foto por vergüenza pero en serio, ni siquiera pude con ella... venía en pan como de hogaza con la carne, queso, bonito más tomate, lechuga, tomate, kepchup... pero todo tamaño XXL. El plato de Elena no fue para menos, todos sabemos el saque de nuestra Ele y ella tampoco pudo con todo! jeje

Después de semejante comilona, volvimos a poner rumbo al puente para cruzarlo con la intención de tomar nuestro último café por tierras vascas. Fuimos a la terraza del Gran Hotel Puente Colgante donde tomamos un poco el sol y yo volvi a pedir mi inseparable sólo con hielo que tantas veces me ha devuelto a la vida...

Y así pusimos fin a nuestro viaje. Volvimos a coger el tren de vuelta  a Bilbao para recoger nuestras maletas y de ahí a la estación, donde nos esperaría un bonito e interminable viaje de regreso a casa...

¿A dónde nos llevará el próximo destino?

No lo sé ni yo... Os dejo la única canción de Linkin Park que me gusta... pero la verdad que para ser sólo una me gusta mucho.

Buena semana!!